Definir el ADN de un proyecto arquitectónico de hospedaje implica identificar y articular aquel conjunto único de características, valores, y principios que guiarán y diferenciarán al proyecto de otros. Este ADN se convierte en la esencia y el alma del proyecto, y tiene implicaciones tanto en la fase conceptual como en la implementación y operación. A continuación se detallan algunos de los aspectos clave de este proceso:
- Visión y Misión: Establecer el propósito del proyecto. ¿Qué se busca lograr con este hospedaje? ¿Qué experiencia se quiere brindar a los huéspedes?
- Valores Fundamentales: Estos son principios inamovibles que guían todas las decisiones relacionadas con el proyecto, desde el diseño hasta la operación. Podrían incluir la sostenibilidad, la inclusividad, la autenticidad, entre otros.
- Diferenciadores Únicos: ¿Qué hace que este proyecto sea especial o diferente de otros lugares de hospedaje? Esto podría relacionarse con el diseño, los servicios ofrecidos, la historia del lugar, las prácticas sostenibles, etc.
- Experiencia del Huésped: Definir cómo se quiere que el huésped se sienta durante su estancia. Esto puede influir en el diseño de las habitaciones, las áreas comunes, los servicios ofrecidos, y más.
- Aspectos Estéticos y de Diseño: Esto incluye definir un estilo o tema arquitectónico, paletas de colores, tipos de materiales, y otros elementos visuales que se incorporarán.
- Relación con el Entorno: Establecer cómo se integrará el proyecto con su entorno, tanto en términos de diseño arquitectónico como en la relación con la comunidad local y el medio ambiente.
- Aspectos Funcionales y Operativos: Estos podrían incluir decisiones sobre si será un hospedaje ecológico, de lujo, orientado a familias, etc.
- Narrativa del Proyecto: La historia o narrativa que se quiere contar sobre el lugar. Esto puede ser una historia real relacionada con el sitio o una creada para enriquecer la experiencia del huésped.
Al definir el ADN, se está creando una hoja de ruta que garantiza que todas las decisiones tomadas a lo largo del desarrollo y operación del proyecto estén alineadas con la visión y los valores establecidos, asegurando una identidad coherente y distintiva.